Testamento. Evaristo Madero Elizondo. 1910.
El Testamento de Evaristo Madero, abuelo de Francisco I. Madero y tatarabuelo de Lorenzo Zambrano, es un documento que transmite los valores familiares, personales y empresariales de uno de los máximos representantes de la oligarquía porfirista.
Yo, Evaristo Madero vecino de Parras de la Fuente y con residencia en la Hacienda del Rosario, de 82 años de edad y en el mas perfecto conocimiento, consigno en el presente testamento mi última voluntad, para que después de mi muerte la cumplan mis albaceas y ejecutores.
6°. Ordeno que del capital se separen cien mil pesos y se coloquen de la manera más segura para que produzcan más y que con los productos se hagan gastos y se sostenga la casa de caridad Asilo de San José que tengo establecida en Hacienda del Rosario, y cuando faltara algo para cubrir los gastos lo completarán entre Ernesto, Benjamín y Daniel.
7°. Ordeno que si desgraciadamente tuviere deudas a mi fallecimiento no se dividan mis bienes hasta acabar de pagar el ultimo centavo.
9°. Ordeno a mis albaceas y administradores que aunque hasta ahora ninguno de mis hijos y yernos tiene ningún vicio y por el contrario son buenos y caballerosos, si por desgracia algunos se volvieran jugadores, borrachos, tracaleros y embusteros, no se les entregará la herencia que nuestro buen Dios me permite dejarles; y solamente se les dará, al buen juicio de mis albaceas, hasta que los consideren capaces de manejar sus bienes y con ventaja y hayan abandonado por completo los vicios.
10°. Ordeno que jamás presten su firma a nadie y cuando quieren hacer un servicio lo hagan con su propio dinero.
Ordeno y aconsejo que jamas pidan fiado y cuando lleguen a hacerlo por aprovechar algún negocio lucrativo no comprometan mas que un 20% de su capital, y esto por poco tiempo, pues los acreedores tienen los ojos abiertos contra los deudores y les cuentan hasta los pasos y bocados que dan.
Es mas feliz quien no tiene deudas con capital reducido que el rico que tiene grandes compromisos porque se desprestigia y en el rato menos pensado da un frentazo quedando en la ruina.
Siendo honrados y activos, adquieran cuanto desean; procurando ademas no ser vanidosos ni envidiosos de caudales y lo único que se permite al hombre envidiar son las virtudes de sus semejantes.
26°. Ordeno a mis hijos y decendientes que se porten bien, que sean buenos hermanos y que se ayuden en todo y por todo, porque unidos serán una palanca que les ayudará siempre.
Que procuren siempre amar a Dios sobre todas las cosas, ser justos y hacer el bien que puedan sin contarlo a nadie.
Que procuren leer diariamente por lo menos tres horas, que sean activos, diligentes y honrados a carta cabal, y que jamás digan mentiras porque esto envilece a los que las profieren.
30°. Ordeno a todos mis hijos y demás decendientes que procuren vivir unidos como se los tengo recomendado, que adoren a mi Dios, sean justos y amen a sus esposas, hijos y a su Patria; que sean activos y enemigos de la pereza, que recuerden siempre la memoria de sus padres y principalmente de su santa madre que desde el Cielo les sonríe.
1828. Nace en Coahuila Evaristo Madero Elizondo
1841. Abandona sus estudios en Saltillo al perder propiedades en la independizada Texas
1847. Casa con Rafaela Hernández
1853. Establece a su familia en Monterrey, NL
1857. Forma parte de la legislatura de Nuevo León
1861. Trafica con algodón esclavista de los estados confederados
1865. Funda Casa Madero y Cía. en Monterrey, NL
1865. Coronel contra la intervención francesa
1870. Establece su residencia en Parras, Coahuila
1871. Casa con Manuela Farías Benavides
1873. Nace su nieto, Francisco Ygnacio Madero
1880. Gobernador de Coahuila
1892. Socio fundador con 43% del capital del Banco de Nuevo León
1899. Socio del Banco Mercantil de Monterrey
1900. Accionista de la Compañía Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey
1910. Accionista en la Fábrica de Vidrios y Cristales Monterrey, S.A.
1911. Muere en Monterrey Evaristo Madero Elizondo
Un documento en la mejor tradición de las máximas, los textos sapienciales y los aforismos.