jueves, 17 de febrero de 2022

Guerra en El Paraíso


Guerra en El Paraíso. Carlos Montemayor. 1991. Planeta DeAgostini. 378 pp.


Contraportada


Lucio Cabañas, cabecilla del Partido de los Pobres, y la población guerrerense planearon durante muchos años su enfrentamiento contra el ejército nacional con el fin de exigir derechos dignos que velaran contra las injusticias socio-políticas e los ciudadanos no sólo de la zona, sino del país en general. En Guerra en El Paraíso se encuentra plasmada la historia de estos personajes, quienes sufrieron injusticias, masacres y un dolor que hasta el lector puede experimentar. Sus capítulos bien armados describen una visión general de los hechos; por un lado, los años de los combatientes, plagados de dificultades, traiciones, enfrentamientos, maltratos y asesinatos y, por el otro, las preocupaciones y las estrategias brutales que el gobierno guerrerense y el de la nación tenían para frenar al movimiento guerrillero.


El libro en 3 puntos 


  1. Novela histórica que relata los acontecimientos históricos y sociales relacionados con la guerrilla en México durante la década de 1970. 
  2. Montemayor aborda la lucha de los guerrilleros en el estado de Guerrero, examinando las complejidades de sus ideales, estrategias y las respuestas del gobierno. 
  3. La novela proporciona una visión profunda de los personajes involucrados y las circunstancias que rodearon esta etapa denominada "La guerra sucia".


Quién debe leerlo


Aquellos interesados en los movimientos disidentes del México contemporáneo, y en particular de aquellos que optaron por la vía armada, encontrarán en esta novela, ampliamente documentada, un sendero por el cual internarse en la historia de la Brigada Campesina del Partido de los Pobres comandada por Lucio Cabañas, desde la brutalidad que le dio inicio en Atoyac hasta su trágico final en la sierra de Guerrero.


Citas memorables 

Porque yo insistí con el gobernador Abarca Alarcón cuando yo era diputado federal. Le llevé a Genaro Vázquez y le dije: «Ponlo de este lado del mostrador para que vea las cosas de otra forma». Pero no quiso hacerlo. «Es un subersivo», me dijo, «y voy a acabar con él». Falta de imaginación política, de conocimiento del valor que tiene el diálogo, el acercamiento. Genaro quería ser inspector escolar, pero no le hicieron caso.

—Senador Rubén Figueroa. Capítulo I. 

 

Sólo se puede actuar impunemente cuando se ha perdido el respeto a la autoridad; cuando el estado deja de mantener el orden público; cuando no tan sólo se deja que tengan libre cauce las más negativas ideologías, sino que además se les permite que cosechen sus frutos negativos de odio y destrucción. Cuando se ha propiciado desde el poder, a base de declaraciones y discursos, el ataque reiterado al sector privado, sin otra finalidad que fomentar la división y el odio entre clases sociales [...] Por doquier vemos el desorden instituido que casi parece desembocar en la anarquía, se suceden los choques sangrientos; las Universidades se encuentran convertidas en tierra de nadie; se otorgan mayores garantías al delincuente común que al ciudadano pacífico que se ve sujeto a atentados dinamiteros, asaltos bancarios, destrucción y muerte [...] Urge que el gobierno cambie de rumbo. Poner un hasta aquí a quienes mediante agitaciones estériles y declaraciones oficiales injuriosas amenazan con socavar los cimientos de la Patria.  

—Margáin Zozaya, en el entierro de Garza Sada. Capítulo V.

 

Los huevos son un buen plato, pero deben cocinarse con sesos. 

—López Mateos. Capítulo VI.

 

El pueblo sabe que no puede confiar en el ejército [...] Los soldados entran a los poblados, detienen y torturan. Matan a los viejos, a las mujeres y hasta a los niños.  

Campesino. Capítulo VII. 


¿Sabe usted que aquí [en el Campo Militar número uno] hay varias clases de detenidos? En un piso están a los que nada más se les interroga y se les incomunica. En otro piso están los que oficialmente están desaparecidos, aunque no para el ejército. O sea que ya nadie de afuera puede intervenir; sólo el ejército determina qué hacer con ellos. Pero hay celdas en otra parte, abajo, cerca de unos hornos. Sólo se está ahí con mucho calor, con una luz muy débil, como en una especie de humo. Ahí van los que considera desaparecidos el ejército mismo. Siempre hay ruido de máquinas y gritos de los presos torturados. Los soldados le llaman "el infierno". Ahí estaba yo.  

—"Ranmel", guerrillero preso. Capítulo VIII.

 

La lucha de un pueblo es imposible de aceptar públicamente para un gobierno que se niega a creer que él mismo no es la razón del pueblo. Es una trampa de la historia. [...] Por eso, un miltar requiere claridad y fuerza para que no se desmorone como el político que no se arriesga con las armas y que no se arriesga con la imagen que quiere proyectar en la historia. Para un ejército la historia no puede ser una aventura del espíritu o la vanidad de figurar de un modo o del otro. El ejército se realiza militarmente o no sirve para nada. 

Y solamente una fuerza como el ejército puede tomar una decisión así, no el presidente de la república ni el gabinete civil, porque a ellos les aterra la imagen política de semejante decisión. Y para nosotros se trata de una responsabilidad orgánica. Nuestra esencia es reestablecer la paz. Y no lo vamos a hacer con medias tintas ni con vanidades de políticos, sino con responsabilidad militar. Por eso tenemos todo el estado [de Guerrero] bajo un control real, bajo un gobierno militar, señores. Y tenemos el control de esa zona porque, de hecho, la guerra es contra esa zona. 

El enemigo es sólo enemigo para un ejército. Los pueblos pueden tener razón o no, pero son el pueblo que debemos sofocar, controlar. [...] El militar tiene que asumir con valor, con decisión su papel decisivo en cada momento. A veces le toca ser invasor y represor. Un hombre que sea incapaz de asumir este papel, a riesgo de todo, no puede ser militar. En ese sentido debe ser íntegro. Porque debe ser capaz de matar y de vencer a héroes y a traidores. Enfrentar a Dios y al Diablo.  

—General Rafael Escárcega. Capítulo VIII.

 


Resumen + notas


I. Febrero de 1972. Muerte de Genaro Vázquez Rojas en la autopista a Morelia en 1972. Surgimiento de Lucio Cabañas Barrientos tras la masacre de Atoyac en 1967. General Solano Chagoya, comandante de la 27/a. zona militar, encargado de la represión en la sierra de Guerrero. Secretario de la Defensa, Cuenca Díaz, partidario de la mano dura. De 1970 a 1976 es presidente de México Luis Echeverría Álvarez.

II. Junio de 1972. Primera emboscada a un convoy militar en la sierra por la Brigada campesina del Partido de los Pobres. Primera plana en diarios de Guerrero. Intento de represión a los reporteros que escriben sobre la guerrilla. Intensificación de la represión militar desde El Porvenir, El Quemado, El Paraíso, San Vicente (en la sierra) hasta Alcholoa y Cacalutla (en la costa).

III. Julio a noviembre de 1972. Por un lado, Intensificación de la represión militar, por otro lado, construcción de carreteras (para movilizar más fácilmente los contingentes militares), centros de salud y conasupos (para obtener inteligencia de médicos y despachadores), canchas de básquet (lugares muy adecuados para el aterrizaje de helicópteros en la sierra) y casetas telefónicas rurales (obtención de información mediante la escucha). Se multiplican las desapariciones de varones detenidos por el ejército. El Partido de los Pobres se allega recursos mediante el robo a bancos, el secuestro y el cobro del impuesto revolucionario. Errores de inteligencia militar le cuestan la jefatura a Solano Chagoya. Concentración del mando militar de las zonas 27 (Sierra de Guerrero) y 35 (Chilpancingo, Gro.) en Atoyac bajo el general Enríquez Rodríguez.

IV. Enero a julio de 1973. Represión en el ingenio de Veracruz. Detención de todos los varones de El Quemado, Gro. Manifestación de la Rural de Ayotzinapa en defensa de El Quemado. Manifestación frente a Los Pinos. Liberación de los presos. Muchos se unen a la guerrilla. Cambio de estategia militar, se renuncia a las redadas colectivas y se enfoca en "acciones selectivas". Secuestro de Francisco "Chico" Sánchez López, rico ganadero y prestamista de Tecpan. Fusilamiento de vecinos por el ejército en El Piloncillo. Secuestro del cónsul estadounidense de Guadalajara, Terrence Leonhardy.

V. Agosto a diciembre de 1973. Siguen los ataques a los convoys militares. Ataque militar a El Venero. Aperreamiento, como en la conquista. Miembros de la brigada detenidos y desaparecidos en Coyuca de Benítez. Fuego amigo a militares disfrazados de guerrilleros. Intento de secuestro y homicidio de Eugenio Garza Sada. El reclamo a Echeverría en el funeral de Garza Sada. Los helicópteros militares que arrojan encostalados al mar o a la laguna. Infiltrados militares en el ataque a Madera, Chih. Ataque del coronel Cassini Mariña al Ayuntamiento de Atoyac: despotismo militar. Enfrentamiento entre militares y la Brigada del Partido de los Pobres en Yerba Santita. La corrupción y el despotismo le cuestan el puesto a Enríquez Rodríguez por lo que el general Rangel Medina ocupa la jefatura de la 27/a. zona militar. Rubén Figueroa -precandidato a gobernador de Guerrero- busca un encuentro con Lucio Cabañas.

VI. Enero a mayo de 1974. Aparece la Brigada de Ajusticiamiento y elimina al periodista Rosendo Serna, de El Rayo del Sur; a Enrique Juárez, comisariado ejidal; y a Natividad Paco, comandante de la policía. Contactos de la Brigada Campesina con ETA, de España; con los Tupamaros, de Uruguay y con Sendero Luminoso, de Perú. Ayuda estadounidense al ejército con cartografía satelital y supervisores en el terreno. Cerco a la Brigada Campesina. Lucio acepta entrevistarse con Figueroa. Ante la presión, empieza a haber desencuentros en la brigada. 

VII. Junio a julio de 1974. Lucio secuestra, durante su encuentro, al precandidato a gobernador del PRI, Rubén Figueroa. El ejército intensifica la presencia en la zona de la guerrilla e impone una concentración de pueblos y el racionamiento de comida, especialmente maíz. Aumentan las detenciones y desapariciones. Figueroa intenta escapar pero es recapturado por la guerrilla. El PRI nombra a Figueroa candidato en ausencia.

VIII. Agosto a noviembre de 1974. Rangel Medina renuncia a la jefatura de la 27/a zona militar y lo sustituye el general Eliseo Jiménez Ruiz. El contacto  de la guerrilla con la familia Figueroa, alias Ranmel, es detenido y enviado al campo militar número uno. Fractura en la Brigada Campesina, algunos desertan, otros renuncian. El ejército detiene a compañeros cercanos a Lucio y libera a Rubén Figueroa. Algunos desertores de la Brigada se unen al ejército. Se incrementan los encuentros con militares en la sierra, así como las detenciones, torturas y desapariciones realizadas por el ejército. Se comienzan a construir las nuevas instalaciones del Colegio Militar. 

IX. 2 de diciembre de 1974. Traición a Lucio de los hermanos Ramos, sembradores de marihuana en la sierra. Enfrentamiento en Los Corales. Cerco y muerte de Lucio en El Otatal. Los meses subsiguientes la represión continúa, buscando eliminar todo resto de la guerrilla.